Las cintas de Ted Bundy: relatos crudos

Por Ale Ferreyra 

 

Netflix estrenó este documental sobre los crímenes del famosísimo asesino en serie que sembró pánico en los Estados Unidos. Un trabajo muy fino y con una mirada alternativa de los hechos, buscando un nuevo enfoque.

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El documental nos presenta la historia de Bundy, un asesino en serio al que se le atribuyeron más de 30 asesinatos de mujeres. Hace foco en las conversaciones que tuvo estando en la prisión, cuando fue entrevistado por el periodista Stephen Michaud. La serie muestra muchísimo, desde la infancia y juventud, hasta la parte cruda, la de los crímenes. Es prácticamente una (auto) biografía de una de las figuras que más terror sembró en Estados Unidos en la década del 70.

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Lo más destacable es el trabajo de investigación y de recolección de datos que hay. Todo lo que se sabía y más está presente en los 4 episodios que Netflix lanzó en su plataforma. Cada uno de los detalles que presenta tiene videos, imágenes o audios que los ilustran a la perfección. Hay una gran cantidad de material que no había sido revelado hasta el momento. Cuando los documentales tienen respaldo monetario se nota y mucho.

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La crudeza de los relatos es tremenda, y más si tenemos en cuenta que prácticamente estamos en la cabeza de Bundy, un asesino despiadado. Cuenta detalles de su vida con total frialdad, y además vemos sus terribles actos, genera mucho desprecio.

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Michaud explica que no quería que la entrevista con Bundy se torne biográfica, sino que quería que el asesino explique los crímenes desde su mirada. Si bien era obvio que iba a suceder, el documental por momentos romantiza la figura del protagonista, justo lo contrario a lo que pregona.

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Es altamente recomendado para los amantes de los documentales, y también para aquellos que no están tan apegados al género. Hay muchísimo material que era desconocido y hay un gran trabajo de Berlinger en la dirección.

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LO MEJOR:

• El relato de los hechos.

• El material de archivo.

• Maravilloso montaje.

LO PEOR:

• Por momentos romantiza la figura del asesino.