Por: Ale Ferreyra

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Hoy no voy a escribir sobre una película de culto, sino de un episodio de una serie que puede ser considerado en esa categoría. El cuarto capítulo de la tercera temporada de Black Mirror tiene de todo, es una tormenta de emociones.

 

La historia comienza en un pueblo californiano llamado San Junípero (EE.UU), en los años 80. Allí conocemos a Yorkie (Mackenzie Davis) y a Kelly (Gugu Mbatha-Raw), que luego de verse varias veces en un bar, comienzan una relación amorosa. Al comienzo la trama muestra muchas incógnitas que se resuelven y cobran sentido con el correr de los minutos. Obviamente cuenta con giros inesperados, algo a lo que Charlie Brooker nos tiene acostumbrados.

 

Tiene cosas que no son comunes en resto de la serie, principalmente está ambientado en el pasado y tiene una particular conclusión, algo para nada normal en el espejo negro.

 

Al estar ambientado (y muy bien) en la década del 80 (y luego en otras épocas) genera una nostalgia enorme en el espectador, más allá de haber vivido o no esos años. Vemos publicidades, autos, ropa y juegos que nos traen buenos recuerdos. La principal culpable de esta nostalgia es la música, que cumple a la perfección su rol, pero también es de gran ayuda para el argumento, algo difícil de notar la primera vez que vemos el capítulo.

 

El hecho de que sean dos mujeres las protagonistas marca aún más el estilo de una serie que le da mucho protagonismo al género. Recordemos que todos los capítulos de la última temporada son protagonizados por personajes femeninos.

 

Puede ser o no el mejor episodio de Black Mirror, pero si hay algo que no deja dudas es que es el que más se disfruta de principio a fin. Está plagado de sorpresas y emociones. Es mucho más que una simple historia de amor. El tiempo, la vida, la muerte y el amor combinados con la ciencia ficción. Una obra de arte.

 

San Junípero fue aclamado por la crítica y los espectadores. Se quedó con dos Emmys en el 2017: Mejor Película para TV y Mejor Guión.

 

LO MEJOR:

- La música: cumple una función esencial y además es buenísima. Belinda Carlisle sonando en la última escena es todo lo que está bien.

- La pareja que forman Yorkie y Kelly es perfecta.

- No faltan los momentos Black Mirror en los que hay suspenso y no sabes que está pasando.

 

LO PEOR:

- Que todavía no ha sido llevado al cine.