Por Ale Ferreyra

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Si hablamos de cine de culto esta película no puede faltar nunca, y tampoco si hablamos de las mejores películas de la historia. Podría ser considerada tanto como un drama, una comedia o un documental. Ganadora de cinco premios de la Academia (Mejor Película, Mejor Actor, Mejor Director, Mejor Guión original y Mejor Fotografía), significó el primer largometraje del director Sam Mendes.

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Las acciones nos presentan a Lester (Kevin Spacey), un hombre de mediana edad que vive cansado de la rutina y prácticamente todo en su vida, que tiene la clásica familia de clase media, formada por su esposa Carolyn (Annette Bening) y su hija Jane (Thora Birch). Todo cambia para él cuando conoce a Angela (Mena Suvari), una adolescente amiga de su hija que lo obsesiona y le cambia su manera de vivir.

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La cinta nos retrata de manera irónica y satírica la vida de una clásica familia tipo de clase media en ese país que todos aman.

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Hay algo genial en esta película, y es que al principio nos adelanta como termina, pero aun así el epilogo tiene un giro impresionante que sorprende a todo el mundo. Esto la convierte en un clásico del cine, con varias escenas icónicas.

El mensaje que quiere dar es el motivo principal de la obra. Muestra como Lester deja todo de lado y encuentra la felicidad en cosas que simples que nunca había vivido. Es la mezcla perfecta de tragedia y comedia, de amor y odio. Es para reír y llorar.

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No voy a entrar en características técnicas del film (que son espectaculares), ya que es innecesario. La historia es lo que la hace tremenda y digna de ver. Le voy a dejar la frase del final porque creo que es necesario que la guarden:

 

“Cuesta seguir enfadado cuando hay tanta belleza en el mundo. A veces siento como si la contemplase toda a la vez y me abruma. Mi corazón se hincha como un globo que está a punto de estallar, pero recuerdo que debo relajarme y no aferrarme demasiado a ella, y entonces fluye a través de mí como la lluvia y no siento otra cosa que gratitud por cada instante de mi estúpida e insignificante vida. Seguramente no tienen ni idea de lo que les estoy hablando, pero no se preocupen, algún día la tendrán”.

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El último párrafo de esta nota es para Kevin Spacey, un actorazo, que siempre ha estado a la altura de sus papeles y esta vez no fue la excepción. Es una pena y me decepciono mucho que que su carrera haya terminado (creo que es así) de la manera en que lo hizo.

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LO MEJOR:

• Kevin Spacey.

• El mensaje simple sobre la vida y la manera audaz en que se cuenta.

• El giro del final.

• La frase final.